El pasado lunes 24 de abril, el estado de Arkansas- en Estados Unidos- autorizó a las 19:20 hora local la ejecución de Jack Jones. A las 22:36, se le aplicó la inyección letal a Marcel Williams.

El hecho sorprendió por tratarse de la primera doble ejecución en un día desde el año 2000  en Estados Unidos por motivos de evitar que caduquen las inyecciones letales. Además, y por esa misma razón, se ejecutó a un condenado el viernes pasado y el próximo jueves morirá otro.

La polémica se instaló en la sociedad estadounidense, no solo por el ya de por sí complicado tema sobre la pena de muerte, sino también por la aceleración de las sentencias para no desaprovechar las sustancias fatales para la ejecución. 

Los testigos afirman que Jones, de 52 años sentenciado por violar y matar a una mujer, estuvo 45 minutos esperando hasta que lograron insertar en su cuerpo la vía a través de la cual entrarían las sustancias mortíferas y que no quedó inconsciente de inmediato e incluso su torso se sacudió durante varios minutos antes de fallecer.  

Las complicaciones en la muerte de Jones hicieron que una jueza bloqueara, momentáneamente, la ejecución de Williams- sentenciado también por muerte y violación- para evitar una muerte “tortuosa e inhumana”. Sin embargo, a las 22:36- hora local-  del mismo día, Williams fue ejecutado. 

Antes de morir, a los presos se les concede una última cena.  Jones cenó “tres raciones de pollo frito, patatas con salsa de tartar y un batido de chocolate”. Mientras que Williams, además, bebió dos refrescos y comió nachos con chile y jalapeños.