Luego del incidente de dos neonazis que orinaron a unos niños inmigrantes que causó el inmediato rechazo del gobierno alemán; Ángela Merkel recibió el calificativo de "traidora" por solidarizarse con un centro atacado durante dos noches por manifestantes "anti-inmigrantes".

"¡Traidora, traidora!", gritaron numerosas personas congregadas en las inmediaciones del antiguo mercado de materiales de construcción de Heideneu reconvertido en un centro de acogida al ver llegar a la canciller.

Numerosos automóviles se dirigieron a la zona para tocar la bocina en protesta contra la llegada de refugiados a la zona y contra la líder cristianodemócrata.

Dentro del centro, en Sajonia (al este de Alemania), Merkel afirmó que "no se tolerarán" en Alemania las agresiones "abyectas" de la extrema derecha. Y agregó: "Hay que decirlo claramente: no habrá tolerancia con los que cuestionan la dignidad de otras personas".