El presidente ruso, Vladímir Putin, volvió a poner en la agenda internacional las particulares relaciones entre el Kremlin y la Administración de Donald Trump cuando anunció que al menos 755 trabajadores de la embajada y los consulados de Estados Unidos deberán salir de Rusia a partir del 1 de septiembre. 

"Más de mil funcionarios, entre diplomáticos y personal técnico, trabajaban y aún trabajan en Rusia. Ahora, 755 deberán cesar su actividad", ha declarado Putin a la cadena de la televisión estatal Rossia 24. Y agregó: "Hemos esperado mucho tiempo con la esperanza de que la situación mejorara", "pero todo indica que incluso si la situación cambia, no va a suceder pronto[ la ley de de sanciones a Rusia aprobada por el Congreso de Estados Unidos- durante la gestión de Barack Obama- que debe ser ratificada por Trump]".

De esta manera Moscú exigió a Washington  igualar su representación en este país a los 445 funcionarios rusos que trabajan en EE UU, luego de que- en diciembre del 2016-  se expulsaran a 35 diplomáticos rusos. Además, el Ministerio de Exteriores ruso anunció que desde el próximo 1 agosto la Embajada de EE EU no podrá utilizar unos almacenes de su propiedad en Moscú ni tampoco la mansión que dispone en Serebrianyi Bor, en una zona adinerada de la capital rusa. 

"Tenemos mucho que decir y hacer en muchos ámbitos de cooperación bilateral (con medidas) que perjudicarían a EE UU. Pero no creo que debamos hacerlo. A día de hoy, estoy en contra", ha subrayado el mandatario ruso sospechado de intervenir en las elecciones presidenciales que llevaron a Donald Trump al poder. 

Pero, al mismo tiempo, "si el daño ocasionado a Rusia por los intentos de presionarla llega a ser equiparable a las consecuencias negativas por restringir nuestra cooperación, estudiaremos otras medidas". Y agregó:  "Esperamos esperado mucho tiempo para ver si algo mejoraba, teníamos esa esperanza. Pero visto lo visto, si algo cambia no será pronto" además que "La parte estadounidense, sin razón alguna, ha dado un paso para empeorar las relaciones" con "restricciones ilegales, intentos de influir en otros países, incluidos sus socios que están interesados en mantener y desarrollar sus relaciones con Rusia".

Ahora, en Estados Unidos, esperan con ansias la reacción de Trump ante la ley que amenaza con castigar a las empresas de terceros países que inviertan en la construcción o mantenimiento de las infraestructuras rusas para el transporte de hidrocarburos. Su relación con el Kremlin es evaluada paso a paso. 

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ha advertido de que la UE podría sancionar a EE UU en caso de que la nueva ley contra Rusia afecte a sus intereses.