Ya se palpitan las elecciones presidenciales en Brasil, y tanto los analistas políticos y económicos, como la gente en las calles, dan su punto de vista sobre lo que sucederá el domingo.

Las encuestas las lidera la actual presidenta, Dilma Rousseff, con más del 40% y en segundo lugar viene su contrincante del Partido Socialista Brasileño, Marina Silva, con aproximadamente un 25%, a pesar de que las encuestadoras daban hasta hace poco un virtual empate.

En tercer lugar, llegaría el candidato de la derecha, Aécio Neves. Aunque algunos hablan de una posible levantada de Neves, que se posicionó bastante cerca de Marina Silva y parece querer dar pelea.

Pero es evidente el cambio de rumbo de las encuestadoras que trabajan con los medios de comunicación brasileños, sobre la decisión final de la gente.

Hace semanas, Marina Silva igualaba el porcentaje de las encuestas con Dilma. Evidentemente esos números fueron cambiando a medida que se acerca el día de los comicios, para lograr una mayor credibilidad en el pueblo brasileño. Aunque la instalación de candidatos por parte del poder económico (incluidos los medios más grandes), ya es un hecho.

De hecho llama la atención el pronunciado ascenso del candidato de la derecha brasileña, Aécio Neves, que hasta hace poco ni siquiera entraba en la disputa y, ahora, hasta vaticinan que le gane a Marina Silva.

Mientras tanto, parece que la discusión se centra en el marco económico del país, sobre todo, la inflación de alimentos y los mercados financieros. Aunque, tal como explicó Sietecase días atrás, el poder económico emite su voto a través de los mercados. Quizá por eso se explique una baja considerable en la bolsa brasileña, llamativamente, durante los últimos días.