Se trata de María Butina, una joven rusa de 29 años que fue detenida el domingo en Washington acusada de actuar, sin haberse registrado previamente ante las autoridades, como una agente del Kremlin en Estados Unidos.

“No solo tiene lazos profundos con su país sino que trabaja de parte del Gobierno ruso”, se puede leer en un nuevo documento de la Fiscalía estadounidense en la que la juez que lleva el caso decidió mantener en prisión preventiva sin fianza a Butina ante el riesgo de fuga.

Según los fiscales, la joven actúa como una “agente extranjera” que está “en contacto con oficiales que se cree son operativos de inteligencia rusos”. Esta teoría surgió en el marco de una investigación del FBI, quienes la encontraron cenando con un diplomático ruso que unos meses después fue expulsado de Estados Unidos por ser considerado un posible espía.

Acusan a una presunta espía rusa de buscar sexo con políticos para sacar información

“Se embarcó en una conspiración de varios años para trabajar encubierta en Estados Unidos como una agente no declarada de la Federación Rusa para avanzar los intereses de su país”, continúa el escrito.

Butina llegó al país del norte en 2015 con un visado de estudiante bajo el pretexto falso de que cursaba un máster en Washington con el objetivo de infiltrarse en el aparato político, incluida presuntamente la poderosa y conservadora Asociación Nacional del Rifle, y establecer canales de comunicación secretos entre “políticos estadounidenses” y Rusia. Eso le permitió, por ejemplo, hablar brevemente con Donald Trump en un acto en 2015, entonces un candidato electoral, sobre su visión de política exterior.

Según el escrito judicial, la joven contactó a un ciudadano estadounidense, cuyo nombre no se reveló, que la ayudó a organizar encuentros con figuras políticas en Estados Unidos. Según los fiscales, Butina tenía una relación personal con él, vivían juntos pero lo hacía solo por interés profesional. 

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El documento de la Fiscalía también revela que, “en al menos una ocasión, Butina ofreció sexo a un individuo a cambio de una posición dentro de un grupo de presión.

Por su parte, Rusia negó cualquier injerencia. “Sin registro, está acusación descabellada simplemente parece extraña”, señaló la Ministra de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zakharova.

Consideran la detención e imputación de Butina como un "encargo político"

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