El cartel, que fue revelado por un sacerdote italiano que lo fotografió y cedió la imagen al suplemento religioso del diario italiano "La Stampa", es un regalo del psicólogo y psicoterapeuta Salvo Noé, que se lo entregó en mano al Pontífice en la audiencia general de 14 de junio en Plaza San Pedro. 

El papa Francisco, desde la soledad de la habitación 201 de la residencia de Santa Marta, en la que vive dentro del Vaticano, colgó un cartel con un mensaje que llamó la atención de todos los que pasaban y lo veían: "Prohibido quejarse".

"Los transgresores están sujetos a un síndrome de victimismo con la consecuente disminución del tono del humor y de la capacidad para resolver problemas", es otro de los conceptos que arroja el cartel.

En épocas normales, Francisco usa el estudio de la habitación por la tarde como lugar de estudio y de trabajo, luego de mañanas con reuniones protocolares en el palacio Apostólico del Vaticano.

"La sanción es doble si la falta es cometida ante la presencia de niños. Para volverse el mejor de uno mismo hay que concentrarse en las propias potencialidades y no en los propios límites, por lo tanto: deja de quejarte y actúa para hacer mejor tu vida", agrega en modo didáctico el cartel que sintetiza una mirada del mundo que Bergoglio expuso en su primer escrito completo como Papa, la exhortación apostólica de 2013 Evangelii Gaudium ("La alegría del Evangelio").