No es común verlos distendido, sin una encarnizada ira contra el Gobierno, pero demostraron que pueden hacerlo. Claro que entonces su función sería menor y casi no tendría sentido, porque su objetivo es alimentar diariamente el odio que una parte de la sociedad siente por el Gobierno.

Pero como de espectáculo también está hecho el periodismo político, Eduardo Feinmann cumplió con la apuesta que había hecho el viernes con Jonatan Viale por el resultado del clásico.

Más allá de la habitualidad de este segmento, se pudo ver cómo Jonatan Viale se divirtió descansando a Feinmann para que se pusiera un gorrito de River.