A menos de 48 horas de la realización de la 87º entrega de los Premios Oscar, apareció en medio de Hollywood Boulevard una escultura que no pasó desapercibida para nadie. Una imitación de la clásica estatuilla dorada de los premios Oscar de rodillas y aspirando cocaína. Y lo que adorna y da sentido a la obra es una placa que reza: "A la mejor fiesta de Hollywood".

Quien puede dar explicaciones a este increíble y polémico suceso es el artista callejero Plastic Jesus, que no suele mostrarse en público.  En sus trabajos, se destaca el humor, la crítica y la ironía.

Pero su trabajo no tiene el fin de llamar la atención y nada más. Plastic Jesus realiza un crítica sobre el fuerte uso de las drogas en varios personajes de Hollywood.

"La pieza intenta llamar la atención sobre el problema de la drogadicción que oculta Hollywood y que afecta a cientos de personas en esta industria. Ha sido largamente ignorado hasta la muerte de una larga lista de importantes celebridades", explicó el fotógrafo Nick Stern, que trabaja con el artista callejero, a la revista Laist.

"Normalmente oímos cosas sobre que una celebridad de gran nivel quizá vaya a rehabilitación", decía hace un tiempo el Plastic Jesus a un canal de televisión de Los Ángeles, cuidando en todo momento de mantener su imagen en el anonimato.

"La gente como directores, productores, gente de maquillaje, electricistas, chicos de sonido, y muchos más, ninguna de estas personas obtienen el cuidado o el tratamiento al que gente de su nivel puede acceder", agregó al respecto.

La escultura fue expuesta en distintos sectores del Paseo de la fama, como por ejemplo, al lado de la famosa estatua de Elvis Presley.

Esta no es la primera vez que Plastic Jesus intenta poner el foco de atención sobre el problema de las drogas. Como recuerda ABC, El año pasado el artista colocó una estatuilla que se inyectaba una dosis de heroína, pocas semanas después de que el actor Phillip Seymour Hoffman apareció muerto en su departamento por sobredosis de esta sustancia.

"Se trata de una reflexión sobre adorar a un ídolo falso, que al final es de lo que se trata todo. Si una persona que es adicto a la heroína o a la cocaína ve mi estatua y va en busca de ayuda, entonces, mi trabajo está hecho", explicó con orgullo el artista.