Natalie Portman es uno de los rostros más visibles del grupo Time’s Up, que se inició con la ola del #metoo luego de que se revelaron los abusos, acosos y violaciones del productor Harvey Weinstein y que llevó a la denuncia contra varias personalidades de Hollywood. 

Después de que en los Golden Globes, la actriz no dejó pasar que todos los nominados a la terna de mejor dirección eran hombres, también participó de la marcha celebrada en Los Ángeles junto con otras actrices como Viola Davis o Eva Longoria.

Frente a la multitud, Portman decidió compartir sus experiencias traumáticas en la industria, especialmente en sus inicios, cuando rodó con 12 años León, el profesional (El perfecto asesino, 1992) y experimentó “terrorismo sexual” a los 13 años. 

Una de las escenas de la película que fue censurada 

Portman contó que cuando se estrenó la aclamada película donde ella y Jean Renó brillaron por sus actuaciones, por fin pudo abrir la primera carta de un fan donde leyó  “una fantasía sobre violarme”escrita por un hombre.

“Había una cuenta atrás en una radio local hasta mi 18 cumpleaños, era la fecha en la que ya se podrían acostar conmigo porque sería legal. Los críticos hablaban de mis pechos incipientes en sus reseñas. Entendí, muy rápido, aunque tuviese 13 años, que sí quería expresarme por mí misma estaría poco segura y los hombres se verían con el derecho a discutir y cosificar mi cuerpo, pese a no estar cómoda con ello”, planteó Portman. 

La intérprete aseguró en el discurso que llego a modificar su comportamiento, rechazar papeles que incluyesen besos y enfatizó su lado “intelectual y serio”. Además denunció que tuvo que construir una reputación basada en una moral “mojigata, conservadora, nerd y seria” para poder sentir que su “cuerpo estaba a salvo” y que el gremio, en consecuencia, “la escucharía”.

“Con 13 años el mensaje de nuestra cultura fue claro: sentí la necesidad de tapar mi cuerpo, inhibir mis emociones y mi trabajo para enviar el mensaje al mundo de que era alguien que merecía respeto y seguridad. La respuesta a esa forma de ser, desde pequeños comentarios sobre mi cuerpo a frases mucho más amenazadoras, sirvieron para controlar mi comportamiento en un clima de terrorismo sexual”, sentenció la actriz.