El argumento de Natalia Oreiro es irrebatible: ella privilegia el bienestar de su hijo, que es menor de edad y no tiene por qué soportar el asedio de los fanáticos suyos y de su esposo, Ricardo Mollo.

Claro que desliza en algún momento que “a veces se olvida que no somos un familia como las demás” y ahí está el centro de la cuestión.

Parece difícil que el líder de Divididos y la icónica actriz puedan caminar por uno de los puntos turísticos más transitados de la Ciudad sin recibir pedidos y muestras de devoción.

El video en San Telmo

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