Las diferencias son personales y no ideológicas. La guerra de egos entre figuras del espectáculo no es algo nuevo y siempre se renueva.

Esta vez la protagonizaron Jorge Lanata y Marcelo Longobardi quienes compartían el pase entre los programas que conducían y desde esta semana las diferencias entre ellos fueron tan grandes que debieron suspenderlo.

Pero no es cuestión de miradas distintas o planteos ideológicos, sino que todo se refiere a vanidades por minutos de aire que no pueden resolver civilizadamente.