Además de decir que no se acuerda ni de la cara de la actriz en cuestión, Gerardo Romano relató lo ridículo de la supuesta situación ya que se dio en un estudio, durante un rodaje y rodeados de personas.

El actor explicó que la denunciante en realidad necesitaba vender unos libros que había escrito y tal vez por eso inventó esta situación para que la invitaran a algún programa.

Pero más allá de esto también dijo que este tipo de acusaciones infundadas pueden ser muy peligrosas y puso como ejemplo el caso de Pablo Rago.