Ellos tenían que intentar memorizar un mensaje en ruso y pasarlo de boca a oído, con el método del teléfono escacharrado o descompuesto, como lo conocemos por estas latitudes.

El juego propuesto en el programa El Hormiguero 3.0, puso en evidencia la dificultad para los hispanoablantes para aprender el idioma ruso, incluso se escucharon algunos acentos criollos y norteamericanos siguiendo la pésima fonética de los jugadores.