El fin de ciclo del Cantando no justifica que hayan relajado los controles. El problema principal no reside en la forma en que se cuidan sino en que son comunicadores y parte de un programa que ve mucha gente.

Por eso es que la actitud tanto de Ángel de Brito como de Laurita Fernández y también de los participantes de mostrarse en càmara abrazados no es el mejor mensaje.

Tan es así que el director claramente se dio cuenta y cambió de cámara para que no sea tan evidente el innecesario contacto físico entre los conductores.