La primera reflexión que surge es que si así es en pantalla lo que debe ser cuando la luz se apaga. Adrián Ventura no quiere ganarse a los televidentes con su simpatía desbordante como Sergio Lapegüe ni hacer excentricidades como Baby Etchecopar.

Evidentemente su modelo está en el analista serio y recatado a lo Marcelo Longobardi aunque no le ha dado el piné para convertirse en un conductor de fuste.

Pero sí adoptó las formas y las malas maneras de los periodistas que se hacen temer por sus propios compañeros.