El cantane de folklore fue entrevistado por Ivana Freitag y en ese encuentro el músico lanzó una frase desagradable.

En los primeros segundos, y mientras desde el estudio la conductora del programa Guadalupe Zamar presentaba el móvil, se podía ver cómo el músico le observaba la cola a la cronista, y después subió la vista hacia su tatuaje en la espalda, con la complicidad de otras dos personas.

Una vez allí, Palavecino se acercó el micrófono y le preguntó si el tatuaje decía “no hay camas que no ha recorrido esa cola”.

Después del incidente, Guadalupe Zamar hizo un duro descargo en las redes sociales.

El escrito de la conductora:

El martes pasado, mientras conducía el noticiero de la Crónica Central, viví una situación en la que no supe reaccionar como corresponde. Y entendiendo que soy comunicadora, creo que tengo que hacer una reflexión y autocrítica pública.

En un móvil en vivo, una gran compañera entrevistó al Chaqueño Palavecino durante la presentación de los Festivales de Verano. Quienes hemos hecho notas a este artista, conocemos de su tendencia al desubique y su marcado sexismo. Desafortunadamente, acostumbradas a movernos en ese ambiente y sabiendo lo convocante de la figura, por lo general optamos por no ponerlo en su lugar.

Paradójicamente, como periodista me ha tocado narrar muchas veces situaciones de acoso y sexismo, y desde mi formación he intentado hacerlo con una mirada crítica, lo que no es fácil. Muchas veces reclamé que ante el machismo había que hablar, ante el acoso gritar. Muchas veces me sumé al Ni Una Menos para terminar con estas prácticas misóginas.

Pero a pesar de todo eso, ese martes, fui testigo directo de una situación de acoso verbal y público y honestamente, la
situación me paralizó también. Me sentí cómplice.
Como comunicadora no supe ni qué decir, ni cómo defender a mi compañera a quien vi absolutamente expuesta. El móvil continuó, mi compañera con gran profesionalismo siguió adelante con la nota. Entiendo que tampoco debe haber sabido cómo actuar en la adrenalina del momento y teniendo una nota en vivo al aire.

Mi cierre de móvil fue tibio, hice mención a lo antiguo del Chaqueño, y nada más. Pero el asunto no dejó de darme vueltas en la cabeza. Debí ser enérgica, decir lo que pensaba a riesgo de que la furia me ganara y a salir de mi rol de comunicadora políticamente correcta.

Analizando la situación en frío entiendo que podría haber optado por no decir nada, por dejarlo pasar. Pero eso se siente incorrecto y fundamentalmente irresponsable.
El Chaqueño Palavecino fue descortés e hizo público su machismo una vez más y NO HICIMOS NADA para frenarlo.

Tampoco hubo después una reunión de producción para analizar la situación, y nadie más pareció advertirlo. Por suerte sí existen colegas atentos que me ayudaron a tomar la decisión de hacer algo, aunque fuera este post. Tarde es mejor que nunca.

Estas cosas no pueden paralizarnos más. No podemos seguir quedándonos callados. No puede dar lo mismo. Me indigna profundamente que una persona creyéndose en situación de superioridad pueda hacer comentarios lascivos, ofensivos y sexistas sobre otra persona, sobre todo cuando esa otra persona es una laburante que está haciendo su trabajo.

Pido perdón por no haberlo escrachado públicamente y no haber repudiado con más firmeza en el momento la actitud espantosa De el Chaqueño Palavecino.

¡ESTAS COSAS NO TIENEN QUE SEGUIR PASANDO! ¡NO HAY EXCUSAS!