En una televisión acostumbrada a que los conductores y panelistas lleven sus cuestiones privadas a la pantalla y que no duden en criticar o insultar a todo lo que no les guste, a Andrea Taboada su enojo le jugó una mala pasada.

Como un karma, bastó que saliera con los tapones de punta a pegarle a la página del Censo -a la que descalificó con una frase despectiva- para que Ángel de Brito la pusiera en su lugar sabiendo lo que se venía minutos más tarde.