Al parecer, la gota que rebalsó el vaso de muchos de los músicos -la mayoría de ellos consagrados- que participaron de la 54ª edición del Festival de Cosquín, fue el fallido homenaje al músico Eduardo Falú.

En la quinta luna del encuentro, los asistentes a la plaza Próspero Molina fueron testigos del desaguisado que se produjo en el escenario Atahualpa Yupanqui: Juan Falú, sobrino del músico fallecido pocos meses atrás, y Liliana Herrero fueron prácticamente expulsados del set antes de concluir su presentación.

Además, el sonido era tan deficiente que Falú dejó la guitarra por un momento y reflexionó: "Hay símbolos que tienen que ver con nuestra patria y con nuestra cultura que es necesario saber respetar, como esta guitarra criolla, sin enchufe que nos ha engalanado por todo el mundo".

Siguió la música -sin mejorar el sonido- mientras arriba del escenario subía la tensión. El maestro de ceremonias, Marcelo Simón, irrumpió para despedir a los artistas aunque quizá preparando el terreno para un bis.

Mientras los locutores explicaban lo explicable y también lo que no, el escenario giró y los artistas fueron retirados de escena. Les faltaba interpretar un tema y el público pedía más... Pero el jefe de escenario fue implacable en su negativa.

A poco de concluido el festival, Falú emitió un comunicado titulado "Caosquín" en el que manifestó que "es así este Caosquín (sic), taquillero, popular, de altos volúmenes para alimentar efusividades. La misma técnica usan los comerciantes poniéndoles música tecno a los laburantes para que no se duerman. Pienso: para qué carajo vengo si ya sé cómo es. Me respondo: es mi desafío".

Herrero también fue con los tapones de punta: "Nunca me gustó el estilo de Cosquín. Empeoró enormemente. Si no decíamos lo que estaba pasando iba a ser mucho peor. Esta conducción es abominable. Con personajes como Marcelo Simón, que dijo que yo le calenté la cabeza a Falú. Es tan bajo y pobre. Además de misógino, me parecieron vergonzosas sus declaraciones. No volvería jamás a Cosquín", dijo la cantante a la revista Veintitres.

Pero el descontrol no se limitó a aquella quinta luna del festival. Como se dijo, más músicos hicieron públicos sus cuestionamientos a la organización de un festival que parece generar más y más polémica a medida que pasan los años.

El ahora solita y ex Nocheros Jorge Rojas sostuvo que el festival "necesita una persona detrás del escenario con carácter fuerte que pueda respetar a cada uno: a mí no me respetaron el arreglo".

Los Tekis emitieron un comunicado en el que denunciaron la "falta de compromiso y profesionalismo" que se puso de manifiesto en el festival, "que no es acorde a la historia de tamaña fiesta popular. Algo debemos hacer ante aquello que pueda desprestigiar lo que tanto soñaron y construyeron las grandes figuras de nuestra cultural nacional y latinoamericana".

Teresa Parodi utilizó las redes sociales para reclamar la refundación de Cosquín: "De haberme enterado de lo de Herrero y Falú, no hubiese subido al escenario. Hace muchos años que dejó de existir el Cosquín de antaño... Si para un festival lo más importante es el negocio, no nos confundamos nosotros: vayamos a hacer todo esto a otro lado".

Peteco Carabajal fue un poco más allá: "Cosquín adoptó la modalidad de meter artistas desconocidos que consiguen sponsors para pagar la actuación. Es lo que vende y eso desnaturaliza la esencia y la calidad. Lo que se vio por televisión fue patético. Está en decadencia como forma de festival. No sé si voy a volver".

En fin, una coincidencia general que seguramente no evitará las nuevas lunas de las próximas ediciones del Festival Nacional del Folclore en tierra cordobesa, pero que tal vez ayude a reformular un modo de encarar un encuentro que hoy privilegia lo comercial a lo artístico, la televisión a la fiesta.