El sexo abrió sus fronteras hace ya varios años, no muchos pero sí intensos. Las relaciones carnales son beneficiosas a nivel salud desde varios puntos, pero ¿qué pasa cuando lo que no acompaña al sexo es el cuerpo? En Corea del Sur una generación entera de ancianos se encuentran en situación de pobreza absoluta y la prostitución es, fue y al parecer continuará siendo, una opción de supervivencia.

Las intensas abuelas se llaman “Bacchus ladies”, y son alrededor de 400 viejitas de 60 y 70 años que venden bebidas o infusiones en uno de los parques de Seúl. Según un artículo de la BBC, el epicentro de este mercado de sexo encubierto se desarrolla en el parque Jongmyo de Seúl, un lugar en donde los jubilados pasan tiempo jugando ajedrez. En Argentina, tal vez, sería en el sector de las bochas.

Las abuelas son sutiles y como nadie se imagina que esta profesión las mantiene vivas, el momento en el que consiguen clientes es casi imperceptible. Cuando sucede el intercambio entre la bebida y el dinero, es cuando sucede. Luego de que las partes estén de acuerdo, se van a terminar, o a empezar, el asuntito. A veces, aseguran, cuando no hay mucho más dinero o tiempo, atrás de un árbol o de unos arbustos, mientras paseás a tu perro, podés encontrarte con un tremendo felatio inesperado.

¿Quiénes consumen estos servicios? Por lo general y, de nuevo, según la BBC, los abuelos son los primeros en la lista. La mayoría de los hombres que pasan por el parque conocen a quienes necesitan y dan un poquitito de placer por algunas monedas.

Pero el problema de la pobreza no es el único que existe, en lugares desprotegidos y primitivos como las plazas, las abuelas corren riesgos pero los abuelos también. Como todos sabemos, a cierta edad, el pene del hombre deja de funcionar entonoes, para poder ponerle acción a la cosa, hay prostitutas que en sus maletines llevan una inyección que ayuda a mejorar el desempeño sexual de los clientes. El detalle, no pequeño, es que esas agujas son utilizadas 10 o 20 veces cada una y eso genera infecciones. Tantas que algunos gobiernos locales ya empezaron a ofrecer educación sexual a los adultos mayores.

En una sociedad que es cada vez más competitiva, los ancianos improductivos y cansados, quedaron relegados y tuvieron que salir a buscar plata de algún lado. En este caso, como en tantos otros, son las mujeres las que explotan su cuerpo a cambio de alimento y techo.