Es el argumento básico con el que el Gobierno busca convencer a la población: la reforma laboral ‘a la brasileña’ que pretende aprobar el macrismo, a más tardar en marzo del año próximo, es “para crear trabajo genuino”.

Pasó en los 90 y ahora pasa en Brasil, ejemplo paradigmático con el que el oficialismo vino a manejarse en lo que respecta a políticas laborales… Lejos de “crear trabajo”, las reformas laborales a la baja causan el efecto contrario: lo destruyen, así como las condiciones laborales y de vida de millones de personas.

Véase, sino, el concreto caso brasileño: los despidos superaron a las contrataciones en el mercado de trabajo brasileño durante el primer mes de vigencia de la reforma laboral promulgada por el presidente Michel Temer.

Así lo informó el propio gobierno del Brasil, donde la resistida reforma legalizó el empleo intermitente y redujo el costo de las indemnizaciones, entre otros puntos perjudiciales para el conjunto de la clase trabajadora de ese país.

En efecto, noviembre rompió una racha positiva de creación de empleo debido a que 12.292 puestos de trabajo fueron cerrados en Brasil, resultado de la ecuación entre las contrataciones, que fueron 1.111.798 y los despidos, que sumaron 1.124.090, según datos del Ministerio de Trabajo del Brasil.

El número quedó lejos de una visión positiva que esperaban los analistas del mercado financiero, que tras la aprobación de la reforma pronosticaron la creación de 26.600 puestos de trabajo, según el diario económico ‘Valor’.