Como ocurre cada para esta época, se disparan los precios de alquileres y servicios de los principales centros turísticos de la Argentina, a tal punto que resultan casi inalcanzables para la gran mayoría de los mortales.

Y con un dólar por las nubes que hace prever que muchas familias que supieron ser de la clase media hoy ya no puedan veranear en el exterior, el abuso parece ser el denominador común en empresas y particulares con veraneos que ofrecer.

Según un informe del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV), unas vacaciones gasoleras aumentaron este año 57,8 por ciento con relación a 2018, mientras que durante los cuatro años de macrismo explícito la suba fue escalofriante: el 341,5 por ciento.

De hecho, de una incidencia del costo de las vacaciones sobre el salario promedio del 101,1 por ciento en 2015, ahora ese costo representa el 139,6 por ciento. “Los empresarios intentan recuperar parte de terreno perdido, en un contexto de fuerte retracción de la demanda", indica el citado informe.

Si el costo de una canasta de verano en 2015 era de 15.801 pesos, para este 2019 habrá que desembolsar la friolera de 49.993 pesos, lo que no es poco decir…