Hay días en que Luis Novaresio tiene pocas pulgas. Nos pasa a todos pero el periodista es de esos a los que se les nota cuando se levantaron cruzados.

Y Eduardo Sánchez lo sufrió en carne propia porque lo llamaron para hablar de garages y en un momento se vio envuelto en una conversación que abarcaba los precios relativos de todos los bienes del país, el ingreso de los jubilados, el costo de los empleados y las ganancias obtenidas.

Cuando el titular de la Cámara de Garages terminó la entrevista se debe haber preguntado qué pasó, cómo fue que un diálogo que debía ser amable y sobre un tema específico se desbocó de esa manera.