Quilmes, Budweiser, Brahma, Patagonia, Stella Artois y Liberty son diferentes 'opciones' de cervezas que apuntan a diferentes segmentos del mercado, pero todas fabricadas por una misma empresa, la multinacional AB Inbev, que controla el 80% del mercado. El resto corresponde a otra multinacional, Compañía Cervecerías Unidas (CCU), que posee como propia a Isenbeck y regentea Heineken.
Entre las dos multinacionales manejan casi el 100% del mercado argentino. Sólo un pequeño porcentaje se lo dejan a la cerveza artesanal, aunque AB-Inbev ya penetró ese nicho con su flamante Patagonia.
Además, tiene los derechos de otras cervezas de su supuesta competencia, Compañía Cervecerías Unidas (CCU). Budweiser, Palermo e Imperial son marcas que Quilmes le alquila a esta empresa chilena para intentar simular su virtual monopolio.
También gerencia los productos de Pepsico en Argentina, que incluyen todas las gaseosas y bebidas de Pepsi y Gatorade además de los alimentos envasados como Lays.
Con ese poder de mercado, la corporación se pudo dar el lujo de aumentar los precios de sus productos más rentables un 40%, superando cualquier tiempo de índice de inflación. La concentración para eliminar a la competencia y así poder manipular los precios a gusto es similar al que utilizó el monopolio Clarín para quedarse con los cableoperadores del interior.

Quilmes, Budweiser, Brahma, Patagonia, Stella Artois y Liberty son diferentes 'opciones' de cervezas que apuntan a diferentes segmentos del mercado, pero todas fabricadas por una misma empresa, la multinacional AB Inbev, que controla el 80% del mercado. El resto corresponde a otra multinacional, Compañía Cervecerías Unidas (CCU), que posee como propia a Isenbeck y regentea Heineken.

Entre las dos multinacionales manejan casi el 100% del mercado argentino. Sólo un pequeño porcentaje se lo dejan a la cerveza artesanal, aunque AB-Inbev ya penetró ese nicho con su flamante Patagonia.

Además, tiene los derechos de otras cervezas de su supuesta competencia, Compañía Cervecerías Unidas (CCU). Budweiser, Palermo e Imperial son marcas que Quilmes le alquila a esta empresa chilena para intentar simular su virtual monopolio.

También gerencia los productos de Pepsico en Argentina, que incluyen todas las gaseosas y bebidas de Pepsi y Gatorade además de los alimentos envasados como Lays.

Con ese poder de mercado, la corporación se pudo dar el lujo de aumentar los precios de sus productos más rentables un 40%, superando cualquier tiempo de índice de inflación. La concentración para eliminar a la competencia y así poder manipular los precios a gusto es similar al que utilizó el monopolio Clarín para quedarse con los cableoperadores del interior.