Cuando tuvo que referirse a la inflación, el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, dijo que "lo peor ya pasó". Sin embargo, en términos de aumentos de precios, lo cierto es que las estimaciones preliminares arrojan que las subas seguirán en niveles altos en el arranque del año 2016.

En enero, la Ciudad de Buenos Aires registró un alza ifnlacionaria del 4,1 por ciento y se prevé un incrementó similar para febrero. Estos índices, duplican las marcas del años pasado y genera un fuerte golpe en el bolsillo de los ciudadanos, que además sufren el tarifazo en los servicios de luz, entre otros incrementos.

Como el Indec, bajo la gestión de Cambiemos, decidió no publicar indices hasta casi fin de año, la consultora Ferreres y Asociados proyecta para el próximo mes un piso de inflación del 5 por ciento.

Su director, Fausto Spotorno, reconoció que los incrementos en la canasta básica alimentaria llegó a registrar subas del 60 por ciento en la carne,

Además, sostuvo al diario Clarín los aumentos tarifarios de luz y de las prepagas tendrán una incidencia de 2,5 por ciento en el índice de precios, lo que configura un piso elevado.

De confirmarse las proyecciones, la inflación trepará a cifras cercanas al 50 por ciento. La tendencia es coincidente con las estadísticas oficiales relevadas por la Ciudad de Buenos Aires y San Luis, las dos mediciones recomendadas por el gobierno nacional para analizar la evolución de los precios.

El año pasado, el IPC llegó al 1,5 por ciento, por lo que se espera que este año se duplique el valor.

La diferencia entre ambos períodos radica en el arrastre de la devaluación del 50% decidida en diciembre y, además de la quita de subsidios, el impacto que produce las subas del 25% en los peajes, los incrementos en las patentes y las naftas, que encarecen transversalmente a toda la producción nacional.