Aunque se quiera disfrazar de un mal endémico que ataca a la Argentina hace setenta años -coincidente con la llegada del peronismo al poder- no hay forma de quitarle responsabilidades al actual gobierno.

Y Nicolás Wiñazki no pudo evitar hacer referencia al desastre del rumbo económico del oficialismo. Claro que no dejó de englobarlo en un supuesto ciclo de crisis del país sin hacer el análisis fino del resto de las variables como empleo o brecha salarial que son ampliamente favorables a los doce años del kirchnerismo.