Vicentín es una de las principales compañías agroexportadoras de capitales nacionales, con una facturación anual superior a los 4.300 millones de dólares. Sin embargo, a principios de diciembre pasado se declaró en "estrés financiero"; es decir, con problemas para afrontar el pago de sus deudas.

Aunque sus directivos tratan de que no cunda el pánico entre sus acreedores y proveedores, lo cierto es que la compañía está a las puertas del default. El Banco Nación la tenía clasificada en categoría 1, esto es en situación financiera normal, pero en los últimos días la recategorizó a 4, es decir con alta probabilidad de incobrabilidad.

Vinculada al macrismo por firmes lazos, la categoría 1 no era caprichosa por parte de la entidad financiera que conducía Javier González Fraga: le permitió otorgarle préstimos por 18.370 millones de pesos cuando la compañía ya dabe serios signos de inestabilidad económica financiera.

Pero no fue solo el Nación. El siguiente acreedor en importancia es el Provincia, con unos 1.623 millones de pesos y más atrás figura el Hipotecario, con 721 millones. Vicentín le debe a bancos públicos la friolera de 20.600 millones, esto es más del 88 por ciento de su deuda.

Por el lado del Banco Nación, los préstamos otorgados graciosamente a Vicentín durante el macrismo exponen a la propia entidad a un grave riesgo financiero, ya que la deuda de la compañía representa el 20 por ciento de su responsabilidad patrimonial computable, un porcentaje que pone en jaque sus finanzas.

Si Vicentín entra en default, habrá sido un duro golpe para la entidad bancaria más grande del país; un golpe a las finanzas públicas gracias a una gestión que hasta el 10 de diciembre pasado arremetió con todo para saquear las arcas públicas en beneficio de amigos.

Vale recordar que González Fraga fue aquel que en 2016 decía: "Venimos de doce años en que las cosas se hicieron... Le hicieron creer al empleado medio que podía comprarse celulares y viajar al exterior..."