“Con caídas en la producción, ventas y consumo, la industria alimenticia destruyó más de 2.300 puestos de trabajo en los últimos dos años…”

Así, lapidaria e incuestionablemente, comienza el nuevo informe del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV), en el que se vuelcan las conclusiones del relevamiento realizado en la industria alimenticia.

“Transcurrido más de la mitad del año, 2018 perfila como un nuevo año de caída en el poder adquisitivo de salarios e ingresos. Después de la virtual paridad o leve alza de 2017, se volverá a verificar un escenario de abrupta caída como en 2016”, indica el informe sobre la situación económica general del país.

En términos de la industria alimenticia,  informe destaca “un contexto de retroceso de salarios reales”, lo que se exlica en buena medida por “la devaluación cercana al 50 por ciento”.

Además “productos como la harina de trigo (+87,7%), el pan francés (+35,9%), el arroz blanco (+34,2) y los huevos (+50,2%) aumentaron en este primer semestre significativamente por encima de la inflación del período”, dicen los investigadores.

El consumo popular a la baja se agudiza en el consumo de lácteos, que se redujo en 22,9 por ciento; frutas y verduras en 15,9 por ciento; carnes en 14,6 por ciento y panificados en 13,1 por ciento, precisa la UNDAV.

“Con todo, el sector de la industria alimenticia destruyó más de 2.300 puestos de trabajo en los últimos dos años”, concluye el resumen general del informe.