Para Clarín, que el pan valga más de 100 pesos el kilo es que solo superó algo así como una “barrera psicológica” –textual del diario–. Para cualquier porteño, debe o debería ser un escándalo.

Lo cierto es que en algunos barrios de la Ciudad de Buenos Aires ese alimento esencial ya se vende a 110 pesos y la ruptura de la “barrera psicológica” promete avanzar hacia todos los rincones porteños.

Es que los interminables tarifazos en los servicios y la suba en el precio de la harina y del resto de los insumos empujan a los panaderos a aumentar el precio del pan, las facturas, etc.

"Es cierto que (los molinos) tienen más gastos por el aumento de la nafta y los servicios. Sin embargo, ellos a nosotros nos cobran la logística, el traslado, el precio más el IVA, y cuando va a comprar el trigo al campo, que transportan en camiones, no pagan el flete y se lo cobran al productor", explicó José Álvarez, presidente del Centro de Industriales Panaderos de Buenos Aires.

El precio del pan se compone un 35 por ciento de materia prima, un 45 por ciento de los impuestos y el resto de mano de obra. En el último año, se duplicó el costo de la harina y desde el sector panadero prevén que siga subiendo en lo que resta de 2019.