Lejos de ratificar con hechos lo que funcionarios macristas sostienen una y otra vez ante cuanta cámara o micrófono se les pone adelante, desde el Gobierno no tienen empacho alguno en reírsenos en la cara de sus promesas incumplidas y desaguisados económicos.

Por ejemplo, en todo lo relativo a la inflación. El ministro de Hacienda Nicolás Dujovne anuncia con bombos y platillos –al igual que Mauricio Macri– que bajará pero, productos de sus propias iniciativas, no deja de subir.

Así, la suba de 2,3 por ciento registrada en marzo marca un total para el primer trimestre del 6,7, cuando el oficialismo proyectó un total para todo el año del 15 y con esa proyección intenta poner tope a todas las negociaciones paritarias.

No obstante, el propio Dujovne salió a relativizar el aumento del mes pasado, advirtiendo que abril será peor. “Esos números van a ser todavía más altos en abril”, argumentó insólitamente el funcionario para quien, sin embargo y simultáneamente, la inflación bajará…

Los sucesivos e interminables tarifazos son, en definitiva, el principal motor del proceso inflacionario; es decir, es la política energética del Gobierno –por mencionar solo una– la principal responsable de la suba de precios.

Y como este mes se espera otro fuerte incremento en las tarifas de los servicios públicos, como el gas, el propio Dujovne tuvo que reconocer que el mes en curso la inflación será superior a la de marzo.

Se trata de “un mal trago totalmente esperable”, añadió el funcionario, para quien “las paritarias, el tipo de cambio, las tarifas, la política monetaria del Banco Central” son los “factores” que “juegan un rol que apunta a una marcada desinflación…”

Otra promesa sin sustento para el ya tristemente famoso “segundo semestre” que, es de suponer, no habrá de llegar nunca.