Dice en su segunda acepción el Diccionario de la Real Academia sobre la palabra “quimera”: “Aquello que se propone a la imaginación como posible o verdadero, no siéndolo”. Es decir, una ilusión que responde solo a una fantasía desbordada…

Es eso, en definitiva, lo que advierte la Universidad de Belgrano con relación al deseo o la intención oficial de bajar la inflación para este año; en concreto, al 15 por ciento o poco más, según se indicó reiteradamente desde el Ejecutivo.

El último reporte del Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE), de la Universidad de Belgrano, advierte que “la actual administración se planteó dos objetivos contrapuestos: bajar drásticamente la inflación y superar el atraso tarifario acumulado en la década pasada".

El director del CENE, Víctor Beker, asegura sin embargo que “los ajustes tarifarios, por naturaleza, son inflacionarios en el corto plazo. Cuando la variación anual de los precios regulados es del 38,7 por ciento anual, como ocurrió en 2017, resulta imposible que la inflación esté en el 17 por ciento".

“Recién cuando ese ordenamiento (tarifario) haya concluido, podrá encararse una política antiinflacionaria a fondo", añade el especialista, y “entonces podrá diseñarse un plan integral y coordinado que ponga todos los instrumentos de la política económica, los monetarios, fiscales, cambiarios, de ingresos y también tarifarios, al servicio del combate contra la inflación".

Como se sabe, el Gobierno tiene prevista para este 2018 una meta inflacionaria del 15 por ciento, mientras que muchos analistas ya ubican sus proyecciones entre el 17 y el 18 por ciento. No obstante, hasta estos últimos parecen optimistas en el marco de la gestión macrista.