A principios de 2017, Mauricio Macri iniciaba un escándalo nacional por el otorgamiento de numerosas rutas aéreas a la que parecía ser una aerolínea preferida: Avianca, que justamente había adquirido otra aerolínea, MacAir, perteneciente del grupo empresario de la familia presidencial.

A pesar de los beneficios otorgados por el Gobierno Nacional, cuestionados aun hoy porque representan (como los otorgados a Flybondi, entre otras) competencia directa con Aerolíneas Argentinas, la compañía colombiana parece no haber tenido mucho resto.

Este viernes, pidió un procedimiento preventivo de crisis al Gobierno para poder continuar sus operaciones de cabotaje, porque los vuelos a San Pablo se suspendieron por "variables del mercado nacional e internacional".

Según indicaron fuentes de la firma a La Nación, producto de la devaluación Avianca no puede afrontar el financiamiento de los aviones ni los costos laborales en un contexto donde la competencia no los beneficia y las ventas no generan rentabilidad.

En castellano: que las políticas implementadas por el propio Macri no le permiten operar con normalidad y que, incluso, están destruyendo la industria del transporte aéreo a pesar de anunciar lo contrario…