La imposibilidad de bajar la inflación y el enorme déficit fiscal hacen un caldo de cultivo que auyenta las inversiones tan mentadas por el macrismo. Como los números fiscales no cierran, la presión tributaria no baja, y el cambio sigue atrasado lo que enfría aún más la economía. Con estos datos por demás desalentadores el macrismo quiere llegar a octubre sin grandes cambios en su política económica pero después de las elecciones preeve volver al ruedo: achicarán aún más el empleo estatal, según adelanta La Nación.

A comienzos de este año Macri empezó a fusionar programas, organismos y secretarías de Estado para ahorrar gastos pero con el apuro de las urnas frenó todo tipo de modificación. Cualquier otra medida antipopular pone en riesgo la suma de escaños en los distintos órganos legislativos. El plan es claro: después de octubre buscarán paulativamente achicar más y más el empleo público. Habrá reducción de secretarías; subsecretarías, direcciones y coordinaciones y congelarán incorporaciones a todo el sector público nacional. Tampoco habrá reemplazos a los que se jubilen o renuncien.