Es el signo bajo el cual viven –o sufren– los argentinos desde fines de 2015: las privaciones. Primero de artículos suntuarios como un buen vino o de una salida al cine y a comer afuera; Luego de los productos de primera marca, obligados a elegir entre lo más barato. Y ahora ya ni siquiera alcanza el sueldo para los artículos de imperiosa necesidad.

¿Papas? ¿Fideos? ¿Pan? ¿Aceite? Carne ni hablar… Cuesta comprarlos, pero la recesión también se ve reflejada en otros artículos de primera necesidad como los preservativos, cuyas ventas se están desplomando.

Con precios superiores a los 100 pesos la cajita de tres unidades y a cerca de 400 pesos la caja de doce en los supermercados, ya ni tener sexo seguro es posible con la gestión de Mauricio Macri.

Claudio Páez, dueño de un kiosco porteño y miembro de la Unión Kiosqueros Argentinos, grafica la situación: “Cuando ven los precios, algunos clientes huyen despavoridos… La marca top de los condones bajó su venta un 50 por ciento”.