Hay historias destinadas a tener un final feliz. La de Van der Sar y el Noordwijk es una de ellas. El legendario portero holandés, que colgó los guantes en 2011 tras perder la final de Champions en Wembley ante el Barcelona, no tuvo problemas en arremangarse y 'bajarse al barro' pese a contar ya 45 primaveras para ayudar al club de su corazón. Y no, no se trata del Ajax.