Acaso haya sido el aura goleadora del puntano Juan Gilberto Funes la que sobrevoló por un instante en Sarandí. Tal vez se haya tratado de la influencia de ciertos duendes campeones, a treinta años de la obtención de la primera Copa Libertadores. Lo cierto es que cuando Gonzalo Martínez definió con una alta dosis de calidad para convertir el segundo gol de River, Marcelo Gallardo se tomó la cabeza y miró a su ayudante Matías Biscay como síntesis de esos silencios propios de veneración.

Pero Pity Martínez, el jugador nacido en Guaymallén, Mendoza, hace 23 años, una de las usinas generadoras de juego en River, no no iba a creer lo que llegaría unos minutos después. Expulsión de Montiel, lesión de Casco y de Martínez (otros lesionados más y se viene el duelo con Estudiantes, el líder invicto), gol de Boghossian, gol de Bottinelli, la oscuridad. Y River terminó el domingo averiado atrás y sin luces adelante.

Si no es ahora, cuándo va a enderezar el rumbo?", se preguntó un relator media hora antes del partido del jueves en Mar del Plata con Unión por la Copa Argentina. Claro, el hombre de radio apelaba al origen de Alario en Colón y a la sempiterna pulseada provincial con el clásico rival de toda la vida para ver si efectivamente Alario recuperaba su memoria de goleador después de la apatía expuesta frente a Patronato en Paraná y ante Atlético de Rafaela en el Munumental. Y el delantero nacido hace 24 años en Tostado, provincia de Santa Fe, volvió al gol a los 2 minutos y 27 segundos de los tres adicionados para sellar el 3-0 del boleto a las semifinales coperas.

Driussi se había escapado por la derecha, Gonzalo Martínez había capturado el envío y como le había dejado la pelota servida en bandeja entonces Alario le dio las gracias apenas lo abrazó. Pero lo cierto es que ese tanto, con la cara externa del botín derecho, llegó enseguida tras el fastidio por la falta que le habían cometido fuera del área. Y el disparo, así como terminó en gol, también pudo haber tenido otro destino por la poca convicción con la que había rematado. En síntesis: ese gol a Unión le había servido para volver a convertir, pero no había emergido con la suficiente potencia como para enarbolar la bandera de la confianza.

Frente a este Arsenal que llegaba sin victorias y sentado bien incómodo en el último escalón de la tabla, el otro delantero era Sebastián Driussi, el que pasó de la incertidumbre en tiempos de pretemprada a la titularidad. El más joven de todos los atacantes que tiene Marcelo Gallardo en el plantel, el jugador de 20 años de San Justo, corazón matancero, venía siendo el más influyente de todos los atacantes. Con goles importantes (5 de los 8 que traía en el semestre habían sido para el 1-0; anoche llegó a la media docena en este ítem). A esta altura del año, y de las circunstancias, ya quedó en el olvido el hecho de que mientras el grupo estaba en Orlando Driussi corría detrás de todos en la disputa de la titularidad, incluso de Giovanni Simeone que pronto partió al Genoa de Italia.

En este contexto, el nombre que más ruido hizo durante la última pretemporada fue el de Marcelo Larrondo, que anoche volvió al banco después de esa rebelde sinovitis en la rodilla izquierda que lo venía marginando hasta de los suplentes. Larrondo le hizo un gol a Independiente con la camiseta de River en 2008, cuando formaba la dupla de ataque de la Reserva con Gustavo Bou, hoy en Racing. El delantero de Tunuyán, de 28 años, huyó una noche de Rosario a mitad de año para forzar su salida de Central. Y si bien se habló de su posible traspaso al Montreal Impact de la MLS, él presionó con todas sus fuerzas para volver, y triunfar de una buena vez, en el club de sus amores.

Anoche, sentado junto a Larrondo esperó su turno Iván Alonso. El montevideano, con sus 37 años, es el más veterano de todos los delanteros. El otro uruguayo, pero de Rivera, es Rodrigo Mora, que el sábado celebró en la concentración su cumpleaños número 29. La primera Copa Libertadores en la historia de River cumplía un año cuando nació este delantero que últimamente anda recalculando su función dentro del equipo para poder estar entre los titulares. Y así, partiendo desde unos metros atrás por el sector derecho, Mora insiste en reinventarse para perdurar. Después de todo, sólo él, Ponzio y Maidana quedaron de los consiguieron los cinco títulos internacionales en la era Gallardo (Sudamericana 2014, Libertadores 2015, Recopa 2015 y 2016, y la Suruga 2015). Y el jugador que hace nueve años debutó en Juventud de las Piedras en su país, hoy también persigue el gol para que River sonríe. Las primeras dos llegadas anoche las protagonizó él mientras cruzaba la frontera de la media hora de juego, y en la tercera llegó la vencida: el centro que derivó en el 1-0 (una vez más...) de Sebastián Driussi.

Pero no hay caso. Mientras los lesionados (Lollo, Maidana, Ignacio Fernández, D'Alessandro, Rossi, Casco y Pity Martínez) hacen fila en la enfermería, más allá del buen momento de Driussi y de Pity Martínez, los delanteros siguen sin ser la solución en River, ni cuando el equipo se pone 2-0 arriba contra el último de la tabla, el único que no sabe qué es ganar en este torneo.

Fuente: La Nación