De irse a la B, a ganar la Copa Argentina. De saber que tendrá que volver a las duras canchas del ascenso a pasearse por los estadios de la Copa Libertadores.

En un mes a Patronato le cambió la vida y de la tristeza por la pérdida de la categoría pasó a la alegría inmensa de levantar por primera vez en su historia un título en la máxima división del fútbol argentino.

Por eso, en la ceremonia de entrega de medallas, el arquero Matías Mansilla aprovechó para pedirle al oído a Chiqui Tapia que anule los descensos y les deje disfrutar una felicidad completa.