Reinaldo Merlo, se calza el barbijo, toma su changuito y sale a hacer los mandados al igual que cualquier persona. Dueño de un carisma único, a cada paso que da por la vía pública recibe saludos, bocinazos y mucho amor. Hombre de los más queridos en el mundo fútbol, no hay aislamiento que detenga los gestos de cariño hacia el campeón con Racing en 2001. 

"En 3 de Febrero y Virrey del Pino tengo una despensa. Voy ahí. A veces, a otro supermercado que hay a dos cuadras, cuando no hay mucha gente. Me manejo en 100 ó 200 metros", aclara el técnico. A los 69 años, dentro del grupo de riesgo por edad ante la pandemia, es muy estricto con las medidas de seguridad. Muy sensible, siempre accesible a la interacción con la gente que se la acerca, por fuerza mayor ahora evita el contacto físico, Pero le llenan el alma de todos modos.

"Una o dos veces por semana -cuenta el DT- hago las compras. A veces te saludan y te amagan con tocarte... Todos sabemos que debemos mantener la distancia. El otro día se me paró un coche al lado. '¡Mostaza, la alegría que tengo, cómo te abrazaría!', me dijo el que manejaba. Quería sacarse una foto conmigo. 'No se puede', le dije. Por suerte, entendió. Fue cuando iban 30 dias de cuarentena". Alguien sí ha tenido el privilegio de inmortalizar una imagen a su lado: "La persona que me aplicó la vacuna antigripal, el otro día, me pidió una foto. Como los dos estábamos bien seguros, con barbijo, me sentí seguro, Por eso la hicimos", recuerda, con ánimo de argumentar por qué aceptó el clic. 

Acostumbrado a la asistencia de empleadas domésticas que también le cocinan, la supresión de esa ayuda obligó a Mostaza a reinventarse puertas adentro y hacia afuera. Y descubrió algunas cualidades: "Me encargo de la higiene, limpio todo, aprendí. Soy hasta medio obsesivo con eso". Hasta cocinarse no llegó, claro. Eso sería demasiado... "No, eso no. Lo que hago es traer comida preparada  y la pongo en el freezer".   

El entrenador de la estatua, con muchas ganas de "seguir dirigiendo porque me siento fenomenal", tomó con pesadez el anuncio de Alberto Fernández, el presidente, el presidente, sobre la extensión del aislamiento social. Y expresa una mezcla de resignación con conciencia sanitaria. "Sabemos que es duro. Uno, de repente. Es difícil, llevamos casi 45 días encerrados. Pero bueno... Pero es enfermarse. Esto es para cuidarnos, así que mejor".

Olé