Carlos Tevez fue quien encaró a su amigo y presidente Daniel Angelici en el vestuario para hacerle saber que el partido debía suspenderse (por el repudiable ataque al micro) y que Boca tenía que pedir los puntos en el escritorio.  

"Que le den la copa a River", se fue diciendo de Núñez el sábado 24 de noviembre. 

Ya en Madrid, con otro nivel de tranquilidad, volvió a sentir la necesidad de 'tribunear' frente a los micrófonos: primero, otra vez le pegó a sus colegas del equipo rival por el trato que supuestamente tuvieron y luego aseguró que "queríamos jugar en el Monumental". Al menos, polémico y contradictorio.

Pero eso no fue todo. En la última entrevista que dio afirmó que River fue beneficiado del cambio de sede porque en el Monumental "iba a sentir la presión de jugar con su gente". 

"Ahora, está 50-50", cerró Tevez su opinión sobre la final de la Libertadores.