Suele suceder que en las goleadas estrepitosas todos los jugadores se quieran lucir haciendo su propio gol o tirando lujos que en circunstancias normales de juego no se atreverían.

Pero lo de Hansamu Yama, el marcador central de Indonesia, entra en otra categoría, ya que en lugar de destacarse por su intervención logró que el mundo se ría de su fallo clamoroso casi en la boca del arco.