El Jefe de Estado pidió una "profunda reflexión" en torno a la tolerancia de ciertas actitudes, y en su descripción de los hechos más "inaceptables" puntualizó los escupitajos al director de la FIFA, Gianni Infantino, y al Presidente de la AFA, Claudio “Chiqui” Tapia. Desde la mirada del mandatario, esa actitud fue peor que la agresión al micro de Boca, el día que debió suspenderse el partido en medio de un bochorno.

Lejos de hacerse cargo de las fallas en materia de seguridad, Macri apuntó contra la justicia y le reclamó que encuentren "formas de interpretar la justicia de manera que los violentos no puedan sentir que esto es un juego".

El expresidente de Boca mostró así que se identifica mucho más con los dirigentes internacionales del fútbol que con los hinchas, que fueron dos veces en vano a la cancha y que no pueden evitar la bronca de sentir que hombres de traje se están robando la esencia del fútbol latinoamericano, y quienes deberían responsabilizarse de sus errores expiden culpas sobre los fanáticos de los colores.