Luego de que el hooker del equipo uruguayo, Carlos Arboleya, haga historia en el Mundial de Rugby, todo el equipo se fundió en un abrazo. También se sumaron los suplentes, quienes corrían por detrás del in-goal pero se metieron dentro de la cancha a festejar.

Amateurs en su mayoría, los jugadores celestes habían convertido el objetivo de lograr un try en una obsesión. No se podían marchar del Mundial sin lograr uno.

“Sentí una alegría enorme. Era como un desahogo. Llegó y me tocó a mí”, añadió el hooker de 30 años, del Trébol Rugby de Paysandú. Después, Agustín Ormaechea lograría el segundo en el minuto 58, en la derrota por 47-15 ante Fiyi.

Uruguay venía de perder con Gales y Australia (sólo sumó puntos con penales) y de esta manera, el desahogo y la felicidad de hicieron presentes en la cancha para el equipo charrúa.