Lionel Messi se mostró algo incómodo y frustrado en el empate 1-1 del Barcelona ante Alavés, al punto tal de que casi es expulsado por una dura reacción con el árbitro.

La imagen, poco usual en el capitán argentino, se registró cerca del final de la primera mitad cuando el equipo catalán ya caía ante el local.

El árbitro Alejandro José Hernández paró el juego para atender a un futbolista del conjunto local que estaba en el suelo y Messi enfureció: le tiró un pelotazo, aunque no le pegó.

Por suerte para el astro argentino, y para el Barcelona, el juez solo lo amonestó.