Es un retroceso en su carrera, sin dudas. Al ir a jugar a una liga de segunda relevancia como la turca, y en un equipo incapaz de pelear las copas europeas, Mauro Icardi apuesta a relanzarse a fuerza de goles para captar el interés de algún grande de Europa necesitado de un definidor.

A su favor tendrá un campeonato caliente, con hinchadas más parecidas a las sudamericanas, y la posibilidad de jugar en un grande de ese país en el cual podrá destacarse.

El recibimiento fue de una auténtica estrella, un refuerzo de nivel para el Galatasaray, vistiendo una bufanda, improvisando una coreografía con los hinchas, y con Wanda Nara tratando de colarse en la foto que girará en las redes.