Se buscan, se entienden y se potencian. Lautaro Martínez encontró en Romelu Lukaku al compañero de ataque ideal. Por potencia y presencia se lleva las marcas y deja espacios libres para que el ex Racing aproveche.

Como en el tanto que abrió el clásico ante el Milán cuando el belga lo buscó por abajo y ante el rebote tiró el centro para el cabezazo letal del 10.

Y en la segunda parte aprovechó un contragolpe para sentenciar el encuentro.

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