Nota Marca

La fortaleza de San Marino aguantó en pie tan solo 25 minutos. A partir de ahí todo fueron malas noticias para el débil combinado sanmarinense, que volvió a vivir una dura noche de fútbol.

El asedio de Rusia fue absoluto desde el pitido inicial. Benedettini, junto a su defensa, hacía todo lo que podía para sacar todos los remates rusos que le llegaban desde todos los ángulos imaginables. Los once jugadores de San Marino estaban encerrados en su propia área sin poder salir.

Los goles eran cuestión de tiempo y el primero llegó a los 25 minutos de partido. Golovin se internó por la derecha y su centro lo desvió Cevoli a su propia portería. Era el inicio del festival goleador ruso. Kudryashov, Dzyuba, de penalti, y Miranchuk dejaron el tanteador en 4-0 cuando el colegiado decretó el final de la primera parte.

La reanudación fue un calvario para el equipo visitante, que se mostraba incapaz de contener las incesantes oleadas ofensivas rusas. Las estadísticas del partido hablan por sí solas. 76% de posesión para los locales y 44 remates totales por ninguno de San Marino resumen cómo fue el encuentro.

Dzyuba vivió una de sus mejores noches con su selección. Marcó cuatro de los nueve goles de su equipo. Incluso se permitió el lujo de fallar un penalti, aunque el rechace del meta le llegó a él y pudo enmendar el error. Entre el minuto 73 y el 77 Rusia marcó tres tantos. Caían los goles y también los jugadores rivales aquejados de calambres e incapaces de seguir el ritmo físico que exigía el partido.

Smolov, con dos goles en los 30 minutos que estuvo sobre el terreno de juego, y Kudryashov redondearon el marcador para la selección de Cherchesov.