En la Copa América Chile '91, el "Batigol" inició su romance con la camiseta celeste y blanca. Seis goles a lo largo del certamen para transformarse en el artífice central de ese título del otro lado de la Cordillera. 

Esas actuaciones despertaron, lógicamente, la atención en un Viejo Continente sediento de anotadores del mercado argentino. Y la Fiorentina, que buscaba posicionarse en Europa, lo contrató por especial pedido de su presidente, Mario Cecchi Gori. 

En Florencia, el goleador halló "su lugar en el mundo". Con sus goles, el atacante se convirtió en ídolo indiscutido. Colaboró en el retorno a la Serie A en la temporada '93-94 (26 tantos) y a los títulos de la Copa y Supercopa de Italia (ambas en 1996). Acumuló un total de 207 goles en 332 partidos. 

Paralelamente, su éxito con la camiseta celeste y blanca se prolongaba. Dos goles en la final ante México (2-1) para conquistar la Copa América '93 en Ecuador (último título oficial del seleccionado mayor), otros cuatro en el Mundial de los EE. UU. '94, cinco más en Francia '98 y un último en Corea Japón 2002. De este modo, el santafesino sigue siendo el máximo goleador argentino en Copas del Mundo, con 10 conquistas. 

Por todo ello, en las redes sociales recibió todo tipo de saludos de hinchas, excompañeros y equipos donde jugó: