Jugó en Gimnasia, Banfield y Talleres, y por sus buenas actuaciones Basile lo llamó a la selección. Rolando Mannarino, a los 50 años, recuerda como fue que una vez que llegó a lo que todo jugador sueña, decidió bajarse del mundo del fútbol.

Codiciado por los grandes del fútbol local, se hizo Testigo de Jehová y su vida cambió.