El objetivo no era otro que el de divertir a quienes miraban a antiguas glorias disputar un amistosísimo partido de fútbol reducido.

Pero a Javier Mascherano no le hablen de jogo bonito ni de lujos porque lo que le gusta a él es meter a lo loco.

Así se vio como iba a trabar con fiereza, como mide a un rival y le tira el cuerpo en un cruce con el codo arriba, o se tira a los pies de Zabaleta.

Si Guardiola te viera...