Argentina ya es campeón del mundo y nada ni nadie le podrá sacar la tercera estrella que birlla en la camiseta. Pero en la jugada del tercer gol de Francia -el penal de Montiel- hubo una mano de Upamecano que ni el árbitro ni el VAR vieron. 

Fue a los 117 minutos de la final cuando el juez polaco Szymon Marciniak no dudó en cobrar penal y casi ningún jugador argentino protestó. 

El partido fue a los penales y allí brilló otra vez Emiliano Dibu Martínez. Pero la historia podría haber sido otra.