Lo llamativo de la jugada es la concatenación de hechos que terminaron con dos jugadores del equipo visitante con seria conmoción en sus cabezas.

Primero ambos defensores perdieron la concentración y la ubicación en tiempo y espacio, hipnotizados por la trayectoria de la pelota. A eso le siguió que una vez lanzados, no pudieron evitar el golpe, ni amortiguarlo. Para terminar, la carrera del médico terminó con un resbalón inesperado que impactó en el rostro de uno de ellos.

Directo a los especiales de fin de año que relata Fernando Lavechia.